Para quien no lo sepa: Una de las miniseries del año.
Los Peaky Blinders son una saga familiar (los hermanos Shelby) que son unos mafiosos y se dedican básicamente a las apuestas de caballos y matar gente que no les interesa. Tommy no es el hermano mayor pero es el patriarca de la familia, acaba de volver de Francia, de luchar en la primera guerra mundial y su máxima aspiración es que los Peaky Blinders acaben siendo una casa de apuestas legal y reconocida, y para ello va a hacer lo que haga falta, está claro. Eso y que han robado accidentalmente unas armas y tienen que deshacerse de ellas como sea…
Como está basada en los años 20 y sabiendo lo que se curran los ingleses estas cositas, la ambientación no puede ser mejor, da gustazo, orgasmos para los ojos. Y para los oídos, porque si algo llama la atención en esta miniserie es la música. Pedazo de banda sonora, mezclada con pedazo de imágenes y escenas.
Al principio a parte de la imagen y la música, la trama no me iba demasiado, de hecho la cogí tarde porque al principio el tema de los gángster y tal no me acababa (mala experiencia con Boardwalk Empire, le pese a quien le pese), pero mirad como ha acabado la cosa. Y los pelos de Cillian Murphy y demás, vaya tela. Cuando veo a actores que se cortan el pelo por sus papeles me los imagino en su vida real con esos pelos y me hace gracia.
Y las mujeres… vaya tela. También son de armas tomar, ninguno de los personajes femeninos tiene desperdicio.
Ah ¿os he dicho que también sale la azafata inglesa de Pan Am, que es una de las reinas de Los Tudor?
Total que la serie me ha encantado. Tiene una temporada de seis episodios, sí, se supone que es una miniserie pero ya sabéis que últimamente les dan segunda temporada sin cortarse un pelo y se convierten en series, así que yo aviso.
Los calcetines no tienen glamour 
Debe estar conectado para enviar un comentario.