Nunca me había dado por leer relatos cortos hasta que el año pasado leí «La lotería» de Shirley Jackson. Ahora he leído esta que nos ocupa hoy, El tapiz amarillo, también conocida como El papel amarillo.
Trata de una mujer a la que su marido médico lleva de relax a una casa de campo para que mejore de sus problemas de «nervios». Me encanta como en aquella época todas la mujeres tenían «nervios». En realidad parece depresión post parto.
Lo que pasa es que en vez de estar tranquila y relajada como en vacaciones, la mujer está todo el día encerrada en una buhardilla con un papel de pared amarillo. El papel empieza a liarle la cabeza y ella se obsesiona, con el color, con las sombras, con el dibujo…
El relato me ha resultado hasta incómodo de leer, me ha gustado pero veía hacia donde iba la protagonista con su obsesión por el papel amarillo y mira, que no quería ni saber como acababa. Porque ya se veía venir que bien seguro que no. Es como cuando estás viendo una película y ves que pinta todo mal y no quieres ni mirar, pues lo mismo. Perturbador, esa es la palabra.
Los calcetines no tienen glamour 
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