Pelis: Que Dios nos perdone

Dos policías españoles, uno tartamudo y socialmente raro y el otro un flipao de narices. El típico con el que vas a tomarte algo y de repente te dice «invítame a esto» y se va. Y siempre quejándose de todo. Y haciendo chistes de gente muerta.

Pero a lo que íbamos, es verano de 2011 y hace mucho calor. Y el Papa ha venido de visita a Madrid y encima aparecen muertas varias señoras mayores. No tendría más importancia (porque en España nada tiene importancia), si no fuera porque al policía tartamudo y socialmente raro le da por pensar que puede ser un asesino en serie.

• ¿Los cuerpos serán cuerpos donados a la ciencia o muñecos?
• ¿A la eterna botella de agua que sale en todas las escenas le han pagado el sueldo también?
• Gente que no hace su trabajo porque le da asco mirar entre las piernas a mujeres mayores.
• Abrir antes la puerta a un cartero comercial que a la policía.
• Ir a trabajar en traje y corbata en plena ola de calor.

La película es un poco lenta y tengo que confesar que hay escenas donde no entendía nada de lo que decían (como en Narcos pero sin ser colombianos), en esas dos cosas me ha recordado un poco a La isla mínima. Pero está muy bien, no decae demasiado, no me he aburrido mientras la veía (es mi maldición, siempre hay un rato en que me aburro, sea la película que sea.) ¿Veis como de vez en cuando en España se hacen películas buenas?

Cuando sale al fin una escena del asesino contactando con una posible víctima y no para de llamarla por su nombre, me ha recordado a que yo desconfío de la gente que me llama repetidamente por mi nombre. Hay quien dice que nuestro nombre es nuestra palabra favorita del universo y si la repites mucho, caes bien a la persona con la que hablas, pero a mí me da mala espina. Será que me recuerda a los comerciales que te llaman por teléfono, no sé.