La manta de cuadrados

En pleno agosto con un calor bestial me ha dado por hacer una manta de lana. ¿Por qué? Pues porque soy así y punto.

Aquí tenéis los avances de los dos primeros días. Me costó una barbaridad encontrarle el truco al cuadrado de marras (¿Alguien sabe como se dice Granny Square en español? Que como ahora todo se dice en inglés aunque tenga nombre castellano…), menos mal que me compré la primera edición del coleccionable «Ganchillo fácil» (solo la primera, porque todo el mundo sabe que nadie ha acabado nunca ningún coleccionable), y tenía alguna idea sobre los puntos que se usan para esto. Aún así, mi cerebro y mis manos empeñados en usar el punto del amigurumi todo el rato. ¡Qué pesados!

Supongo que hay que esperarse a tenerlos todos para coserlos, pero yo necesito ver que la cosa avanza para tener ganas de seguir, así que los voy cosiendo nada más los acabo. Y luego me quedo un rato empanada mirando mis cuadrados, porque los quiero mucho. Aunque no sean cuadrados y parezcan una maraña de puntos, supongo que conforme vaya haciendo me irán saliendo mejor.

La verdad es que últimamente me apetecía mucho tejer y no sabía qué hacer. Lo último que tejí fue esto:

Una especie de osito monedero. El día que aprenda a poner cremalleras (y que no se descosan cuando se abran o cierren, por supuesto) igual me lío la manta en la cabeza y hago más monederos, bolsillitos y cosas así, todo bien bonito.

Pues como ya os he dicho lo que venía a contaros, me voy a hacer más cuadraditos.

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